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Mejores Pueblos Mágicos para visitar desde la CDMX en un fin de semana

Cuando se vive en una de las metrópolis más grandes del mundo como la Ciudad de México, encontrar un respiro entre naturaleza, historia y tranquilidad puede parecer una tarea complicada. Sin embargo, la vasta riqueza cultural y geográfica del centro del país permite realizar escapadas perfectas de fin de semana a destinos encantadores, lugares con todos los servicios, opciones turísticas y comodidades: minibar para hotel, restaurantes variados y una eficaz infraestructura de transporte.
Los Pueblos Mágicos, reconocidos por su patrimonio, arquitectura y tradiciones, se convierten en opciones ideales para desconectarse sin tener que alejarse demasiado. Aquí te compartimos algunos de los mejores Pueblos Mágicos para visitar desde la CDMX y disfrutar de una experiencia inolvidable en solo dos o tres días.
Valle de Bravo (Estado de México)
A poco más de dos horas de la capital, Valle de Bravo combina montañas, laguna y arquitectura colonial en un solo lugar. Este pueblo mágico es ideal tanto para quienes buscan descanso como para los amantes de la aventura. En la laguna se puede practicar vela, kayak o pasear en lancha, mientras que en los alrededores se ofrecen vuelos en parapente, ciclismo de montaña y senderismo.
Su centro histórico con calles empedradas, la Parroquia de San Francisco de Asís y el mercado de artesanías invitan a recorrerlo sin prisa. Además, en temporada de invierno, la cercana reserva de la Mariposa Monarca en Piedra Herrada ofrece un espectáculo natural inolvidable.
Tepoztlán (Morelos)
Ubicado a menos de dos horas al sur de la CDMX, Tepoztlán es un destino que mezcla misticismo, naturaleza y gastronomía. Dominado por el imponente cerro del Tepozteco, este pueblo atrae tanto a quienes buscan energías renovadoras como a quienes disfrutan de la buena comida y las caminatas.
La subida al Tepozteco, aunque demandante, ofrece vistas espectaculares del valle y la posibilidad de visitar las ruinas de una antigua pirámide prehispánica. En el mercado local se pueden probar delicias como los itacates, los tlacoyos y el famoso helado de sabores exóticos.
Real del Monte (Hidalgo)
Enclavado en las montañas de Hidalgo, a unas dos horas y media de la capital, Real del Monte es un pueblo que evoca paisajes europeos con su arquitectura de influencia inglesa, resultado de la llegada de mineros británicos en el siglo XIX. Sus callejones empedrados, sus tejados rojos y su clima fresco lo convierten en un destino pintoresco perfecto para una escapada tranquila.
No puedes irte sin probar los tradicionales pastes, visitar el Panteón Inglés o conocer el Museo de Sitio Mina de Acosta. Además, muy cerca se encuentra el corredor de balnearios y prismas basálticos, lo que permite extender la experiencia con un poco de naturaleza y relajación.
Malinalco (Estado de México)
A menos de tres horas de la CDMX, Malinalco es un destino que combina belleza natural, historia prehispánica y una atmósfera artística y bohemia. En lo alto del cerro de los Ídolos se encuentra el Cuauhcalli, un templo monolítico tallado directamente en la roca que fue utilizado por los mexicas como centro de iniciación guerrera.
El pueblo está lleno de galerías, talleres artesanales y jardines tranquilos. Es ideal para caminatas suaves, degustar cocina tradicional y disfrutar de una atmósfera espiritual, con opciones para retiros o temazcales.
Huasca de Ocampo (Hidalgo)
Este pintoresco pueblo, considerado el primer Pueblo Mágico de México, se encuentra a menos de dos horas y media de la CDMX. Rodeado de bosques, presas y formaciones naturales únicas como los prismas basálticos, Huasca de Ocampo es perfecto para quienes buscan naturaleza, actividades al aire libre y leyendas antiguas.
Puedes visitar la Hacienda de Santa María Regla, pasear por el bosque de oyameles o rentar una cabaña para disfrutar del clima fresco y las noches estrelladas. También se ofrecen recorridos nocturnos con historias de fantasmas que enriquecen la experiencia.
Tepotzotlán (Estado de México)
Mucho más cerca —a solo una hora de la Ciudad de México— se encuentra Tepotzotlán, ideal para una escapada breve sin complicaciones. Su principal atractivo es el Museo Nacional del Virreinato, ubicado en un impresionante conjunto arquitectónico barroco que incluye el antiguo colegio jesuita y el Templo de San Francisco Javier.
El centro conserva su aire colonial con calles empedradas, puestos de comida típica y una plaza donde se pueden comprar dulces tradicionales, artesanías y antojitos. Para los más activos, muy cerca se encuentra el parque ecológico Xochitla.
Cholula (Puebla)
Aunque está un poco más lejos —a unas dos horas y media de viaje— Cholula es una joya que vale la pena visitar. Famosa por tener la pirámide más grande en base del mundo, coronada por una iglesia colonial, este Pueblo Mágico es también una mezcla vibrante de historia prehispánica, arquitectura virreinal y vida estudiantil contemporánea.
Además de recorrer la Gran Pirámide y sus túneles, puedes visitar los numerosos templos, probar la gastronomía poblana o simplemente disfrutar del ambiente animado de sus calles. La vista de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl en días despejados es un espectáculo que corona cualquier visita.
Un fin de semana lleno de magia cerca de casa
Salir de la rutina no siempre requiere largos viajes ni presupuestos excesivos. Los Pueblos Mágicos cercanos a la Ciudad de México ofrecen una diversidad de experiencias que combinan naturaleza, historia, cultura y gastronomía en un formato perfecto para un fin de semana. Ya sea que busques aventura, descanso o conexión espiritual, hay un destino esperando a ser descubierto a pocas horas de camino.
Planear con anticipación, salir temprano y dejar espacio para la improvisación son claves para disfrutar al máximo estas escapadas que nos recuerdan cuán rica y diversa es la oferta turística de nuestro país. Así, cada fin de semana puede convertirse en una oportunidad para reconectar con lo esencial y descubrir algo nuevo, sin ir muy lejos.
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